— Le falta un poco de amor a este café. — ¿Amor dice
usted? — Sí, sí, señora, un poco de amor. — ¿No será azúcar? — El
azúcar sólo logra endulzar el amargo del café, no me endulza mí; pero se
imagina usted señora si yo le pongo tres cucharadas de amor a mi café,
imagínese cómo estaría yo. — ¿Feliz dice usted? — ¿Feliz? ¡Por favor!
Recuerdo a mi amor, mi primer amor, porque otro como él no hallé… Pero
le decía, que con mi primer amor que ni ganas de comer tenía, ¡sólo
quería verle a él! — ¿Y eso le parece algo bueno? Qué abominación. —
Terrible, sí que lo era, pero vaya como vuela una cuando se enamora,
vaya que sí es lindo eso del amor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario