jueves, 29 de marzo de 2018

Tú, mi droga.

Quiero que me tomes de la mano, sólo un minuto más, como si no hubiera mañana, como si realmente no lo hubiera. Dicen que somos dueños de nuestra vida pero a la vez tememos que el día de mañana nos sea arrebatada de manera inesperada, por lo que quiero que esta noche te quedes a mi lado y me abraces como si el fin del mundo nos fuese a acechar y quisiéramos llegar a él juntos. Siendo uno. Pon tu otra mano en mi pecho, ¿escuchas mi corazón latir? Es por ti, es por nosotros. Ya no temo a nada, no si estoy contigo. Quiero que el tiempo se pare y que nosotros sigamos conscientes viviendo mil aventuras, compartiendo secretos que nadie nunca descubrirá, solo nuestros. Quiero que contemos las estrellas mil y una veces y perdamos la cuenta de nuestros besos de madrugada a la luz de la luna. Quiero que cumplamos nuestros planes y por el camino hagamos cien más. Qué el mundo se escandalice de nuestra locura, pero sabiendo que somos los más cuerdos de este planeta perturbado.

Corre conmigo, a donde nadie nos encuentre, cambiémonos de aspecto, y de nombre, quiero que me llames lo primero que se te pase por la cabeza como cuando me despiertas con un "buenos días, amor"; acepto ese nombre si sale de tus labios, acepto cualquier cosa de tus labios, de ti. Eres la droga más potente que he probado, y mira que he probado muchas, y de la única que no me quiero desenganchar. Te quiero, de veras que te quiero. Pero algo no va bien, no puede ir bien si eres lo primero que pienso al despertarme y lo último al acostarme. Definitivamente eres un vicio, tal vez sea malo, pero...¿a quién le importa si yo soy feliz?
Quiero tumbarme en tu pecho y quedarme así eternamente, nada me haría más feliz que la única música y sintonía de mi vida fuese tu corazón latiendo y tu voz en susurros con cariño.


Y me despierto alterada de nuevo, muchos médicos alrededor y voces a gritos, no entiendo nada, ¿qué está ocurriendo, cariño? ¿Cariño, estás ahí? No. No lo estás, tanta locura y tanto frenesí realmente acabó con nosotros. No pudimos sobrellevar tanto, fue acelerar demasiado y el coche no se detuvo a tiempo. Habría sido una buena vida, ¿verdad? Sí, lo habría sido. Lo fue mientras se pudo, eras la mejor droga de todos, pero tenía que dejar de pincharme tan seguido, y lo mejor era deshacerme de ti. Y me deshice, por ello he acabado aquí, con desconocidos intentando salvarme la vida después de tanta sobredosis. Y es que cariño, no supe parar a tiempo, no supe, me hice a ti demasiado pronto, me acostumbré, y no pude dejarlo hasta que tanto amor acabó conmigo.

Y es que ahora toca empezar de nuevo, sin vicios, sin drogas, sin frenesí, algo que no me haga daño y no me haga terminar en un hospital. Quiero una historia, quiero MI historia, y ser consciente de ella de principio a fin, quiero recordar cada minuto y no pensar en lo que hice cuándo estaba tan colocada de ti. Cariño, te quise, pero esto ha tenido que acabar, de la peor manera, pero de la única posible, y ahora...ahora me toca pensar en mí, en mi bienestar y encontrar a alguien que me quiera sin hacerme tanto mal desde el principio, poco a poco, sin yo darme cuenta hasta que era demasiado tarde.


Me he prometido a mi misma no más mentiras, no más golpes, no más drogas. Me he prometido a mi misma buscar la felicidad en otros brazos más sanos y menos tóxicos, me he prometido a mí misma que la única persona imprescindible en mi vida solo debo ser yo. Y es que sí, por fin estoy limpia, libre, de ti, y puedo ser yo, y puedo quererme a mí misma sin que me hagan sentir inferior, pequeña o inválida. Soy una mujer fuerte, independiente y segura de sí misma, aunque haya tenido que pasar un infierno a tu lado para darme cuenta y apreciar eso que tanto vale en mí. Y sí: me quiero, me amo, y lucharé por mí misma.


sábado, 24 de marzo de 2018

¿Quiénes son los verdaderos valientes?

Respiras, apenas un segundo mientras una lágrima cae de tus ojos. Tus manos temblorosas se acercan al acero brillante de la cuchilla afilada que tienes encima del escritorio. La miras, la observas. Tienes miedo, claro que lo tienes pero a la vez sabes que una vez traspase tu piel, una vez corte como si fuera un trozo de papel, todo irá a mejor. La acercas a la misma, tus manos siguen temblando, apenas piensas, ya nada llega a tu cabeza, el mundo se ha parado, no hay nada a tu alrededor. Inspiras y expiras. Cierras los ojos y empiezas a trazar el camino en tu piel con la cuchilla. Te muerdes el labio con fuerza intentando no gritar de dolor, sin embargo esa acción te produce más dolor y te concentras en tu labio, ahora con sangre y ya no sientes la marca de tu piel. La cuchilla cae de tus manos, la acompaña un río de sangre. Y por primera vez tú brazo tiene color, más allá de aquel blanco vampiro que solias tener. Saboreas la sangre de tu labio. Sabe a hierro, sabe mal, baja por tu garganta como si de un veneno letal se tratase. Quemando todo el recorrido que toma hasta tu estómago.

Empiezas a ver borroso y pierdes ligeramente el conocimiento. Tú no eres valiente. No lo eres. Dicen que el suicidio es la solución de los débiles. Pero no es así, es de los valientes, y tú no lo eres. Sabes que un simple corte no te quitará la vida. No si al rato impides que vaya a más. No si no te metes en una bañera llena de agua para que la sangre vaya a más y no quede ni una gota en tu cuerpo. Miras a un punto fijo. Te curas un nuevo corte. Te secas las lágrimas. Te pones un color en los labios que impidan ver la herida. Maquillaje en el corte y sacas tu mejor sonrisa para seguir adelante como si esos minutos entre la vida y la muerte no hubiesen sucedido. Y es entonces cuando realmente te preguntas. ¿No eres valiente por no llegar al final, o lo eres por seguir adelante intentando ser fuerte?